Primavera y conjuntivitis alérgica

Llegó la primavera, una estación maravillosa llena de vida y color pero también responsable de una afección muy incómoda y desagradable para las personas que la padecen, la conjuntivitis alérgica, que como su nombre indica, es una inflamación de la conjuntiva, membrana transparente que recubre la superficie ocular y el interior de los párpados. Es causada por una respuesta excesiva de nuestro organismo frente a un agente externo o alergeno, como el polen, pelo de animales domésticos, ácaros del polvo etc. Puede presentarse sola o acompañada de otras enfermedades alérgicas como la rinitis, la bronquitis asmática o el eczema.

El polen suele ser el alergeno más frecuente, la cantidad presente en aire puede determinar si se presentan o no síntomas, hay más probabilidad de mayores concentraciones de polen en el aire en los días calurosos, secos y ventosos. En los días húmedos, fríos y lluviosos la mayor parte se deposita en el suelo. Otros alérgenos frecuentes son, ácaros del polvo, pelo y descamación de animales domésticos, hongos, cosméticos y medicamentos (especialmente antibióticos).

Cuando los ojos se exponen a estos alergenos nuestro sistema inmunológico los detecta y se genera una respuesta inflamatoria, activándose los eosinófilos y los mastocitos entre otras células, de esta manera provocan la liberación de sustancias como las IgE y la histamina, desencadenando la aparición de los signos y síntomas típicos de la conjuntivitis alérgica.

El signo más característico es el picor, seguido de ojo rojo, papilas en conjuntiva tarsal, lagrimeo, secreción mucosa abundante, edema palpebral, fotofobia y sensación de cuerpo extraño. Suele ser bilateral y puede presentarse solamente en determinados meses del año y se le denomina estacional,  o durante todo el año, llamada perenne.

Diagnóstico de la conjuntivitis alérgica

Para realizar el diagnóstico correcto de una conjuntivitis alérgica debemos tomar en cuenta los síntomas que presenta el paciente, seguido de una historia clínica que valorare los antecedentes personales o familiares de otras enfermedades atópicas como asma, eccema y fiebre del heno. A continuación se realizará una exploración oftalmológica con la lámpara de hendidura, para detectar vasos conjuntivales dilatados, papilas, edema de párpados, secreciones, queratitis, etc.

Una serie de pruebas complementarias podrían ayudar a confirmar el diagnóstico y descubrir el agente causal, podemos realizar una valoración de los eosinófilos y de la IgE en un frotis conjuntival y en el  estudio de la lágrima, también se pueden valorar mediante una analítica completa. Otras pruebas que se pueden realizar son las de provocación conjuntival y las pruebas cutáneas de alergia como el Prick test, esta última consiste en realizar una pequeña punción a través de una gota del alérgeno depositada en la piel de la superficie interna del antebrazo, a continuación se realiza la lectura buscando áreas de enrojecimiento, hinchazón y picor, provocadas por el alergeno causal.

Tratamiento

En las formas leves de conjuntivitis alérgica el tratamiento con compresas frías puede ser suficiente o bien reducir la necesidad de fármacos. El tratamiento médico, suele ser tópico, en forma de colirios; los más utilizados son, antihistamínicos, vasoconstrictores, antiinflamatorios no esteroideos, corticoides tópicos y lágrimas artificiales.

El mejor tratamiento es evitar la exposición al alergeno, los síntomas  suelen disminuir si se reduce la exposición al mismo. En el caso de sensibilidad al polen, deben evitarse las zonas con hierba, árboles y flores,  deben mantenerse cerradas las ventanas del dormitorio y de los vehículos durante la estación polínica, el paciente debe intentar no salir de casa los días con altos recuentos de polen.

Puede conseguirse reducir la exposición a los ácaros del polvo doméstico con las siguientes medidas, limpieza a fondo de la vivienda eliminando el polvo de forma regular, preferiblemente mediante aspiradoras especiales. Evitar cortinas, alfombras y peluches en el dormitorio,  lavar la ropa de cama a más de 60°C,  utilizar fundas impermeables a los ácaros en colchones y almohadas. Evitar los animales domésticos, los perfumes, los maquillajes, y durante las crisis no usar lentes de contacto.

Dr. Gustavo Vincent Pérez